HISTORIA
Como no podía ser de otra forma, este Club fue fundado por hombres del ferrocarril, a la vera de los rieles, comenzando a crecer entre un páramo y unas chacras. Un grupo de fundadores interesó a Juan Gabarrella, encargado de máquinas del Mar del Plata Golf Club, para que se encargara de los trabajos de cancha.
A principios de 1919, Don Juan, su cuñado Ramón Jordán y su concuñado Andrés Hermida, se instalaron en fincas linderas a la cancha. Así se concretó el asentamiento de estas tres familias que mucho tendrán que ver con el futuro del Club.
La fundación se realizó el 18 de agosto de 1919, gracias a un grupo de notables como Bustos Morón, Gutiérrez Moreno, Lorenzo Garraham, los hermanos Seré, Ahumada, Foster, Mihanovich, Patterson, entre otros, convirtiéndose en Den poco tiempo y durante varias décadas, en uno de los más importantes Clubs de Golf.
A principios de la década del ‘20, Don Guillermo Seré, vio la necesidad de un Club House, para lo cual debía adquirir también un predio. Lo hizo mediante un préstamo personal y resolvió otorgarlo con garantía hipotecaria a su favor, con una cláusula muy particular que decía: “pagadera a mejor fortuna". El Club jamás pudo abonar la deuda, pues nunca contó con tanto dinero.
EL PRIMER CLUB HOUSE
Lo construyó el Sr. Hermida, a la vera del hoyo 11. No fue fácil para los primeros socios satisfacer su afición por el golf, pues para llegar al Club utilizaban el servicio de trenes hasta la estación de Ituzaingó y de allí, una pequeña zorra que ellos mismos manejaban. Al Tiempo, con unos pocos barriles y algunos tablones de albañil, sirvieron para construir una pequeña infraestructura que se denominó Parada Golf.
La construcción del Seminario de San Antonio de Padua y el ya existente Ituzaingó Golf Club, motivaron la determinación de las autoridades del Ferrocarril Oeste, de construir la estación San Antonio de Padua, con horario regular de trenes, que tardaban treinta y tres minutos en el tramo Once y Padua. En 1923 las autoridades transforman la parada en estación ferroviaria y el 24 de abril de 1924 la estación comienza a llamarse San Antonio de Padua. Los socios ocupaban, de facto, el primer vagón a la ida y el último a la vuelta, donde se charlaba en familia y se jugaba al bridge y al truco.
DISEÑO ORIGINAL
El diseño de la cancha, que en lo esencial se conserva conforme al proyecto inicial, tuvo modificaciones a través del tiempo que, afortunadamente no alteraron su calidad. Su trazado es netamente corte inglés, con fairways generosos y greens chicos, zonas de rough, una diversa y gran arboleda y una fauna silvestre entre las que se destacan las garzas y múltiple variedad de pájaros. Se cambio el diseño de la cancha en dos partes tan importantes como lo son la salida y la llegada, debido a la venta del House. Estos hoyos se recuperaron, se incorporaron dos nuevos que no desentonan con el resto.
El Sr. Okenden fue el primer profesional contratado directamente en Inglaterra, que se destacó con un triunfo durante su primer año, en el único torneo que había participado. Pero al año siguiente, en el mismo torneo fue derrotado por quién a partir de 1923, sería su reemplazante, Pedro Churrio. No se puede dejar de mencionar a los dos primeros caddies que fueron Miguel Díaz y Mario Coscia, que ambos llegaron al profesionalismo destacándose el primero como jugador e instructor y el segundo como pionero con eficiencia en la región cuyana.
años 30 al 50
A mediados de la década del '20, el Club aumentaba su cantidad de socios, entre ellos al Sr. Mariano (Maneco) de Maria Sala, quien siendo aficionado participó del Open Británico. A partir de entonces, ejerció la capitanía del Club. Formó los equipos para los torneos Inter Clubes atrayendo a jugadores como Juan B. Segura, quien tuvo el honor de ser invitado como amateur a participar en el Master de Augusta, Pedro Ledesma, Luis Herrera, Ricardo Jurado, Juan y Marcos Cade-Pont y muchos otros que hicieron brillar en primera plana los colores del club.
En octubre de 1938 se desarrolló el Abierto de la República Argentina, ganando el americano Paul Runyan, con 282 golpes. Este comentario adquiere importancia porque este fue el primer torneo en el que participo como profesional Roberto de Vicenzo, a la edad de 15 años.
En la década del ’50, se produce el primer intento de trasladar el Club a la Estancia El Carmen, ubicada en el antiguo camino a La Plata. Gracias a un grupo de socios encabezado por Paco Hernández, frenaron y anularon este compromiso para el Club. Esta situación produjo una conmoción interna y un reacondicionamiento de socios e ideas con una secuela negativa, que se fue recomponiendo con el tiempo.
años 70s
En los 70s el Club tuvo algunos inconvenientes como el gran desarrollo urbanístico de la zona norte, provocó el éxodo en los clubes del sur y del oeste. Se suma a esto la incomunicación de las vías de comunicación y el desarrollo de otros proyectos, que con un enfoque del emprendimiento privado gestaron otras instituciones.
A fines de los 60s, el fantasma del desalojo y la afección de las tierras a emprendimientos sociales por parte de la autoridad pública, obligó a los socios buscar una salida, con el aporte exclusivo de los socios. Se hizo un convenio con el Círculo Militar y Ferrocarriles Argentinos, en el cual el primero detentaba la tenencia de las tierras y el Club el usufructo del Club House. Esta relación continúa hasta que, en 1978, Ferrocarriles Argentinos, por disposición del Ministerio de Economía, decidió vender las tierras ajenas a la explotación ferroviaria. El círculo Militar recibió una oferta de venta, que fue rechazada. Así, el 10 de marzo del 79, se creó una Comisión Conjunta compuesta por varios socios que les dieron guerra hasta que el 24 de mayo del 79, se firmó con éxito el boleto de compra venta de todo el predio de 56 hectáreas a Ferrocarriles Argentinos.
90s y actualidad
No se puede dejar de mencionar que, en la puja, el precio se elevó un sesenta por ciento del valor estimado oficialmente. Entre la indexación los sucesivos cambios de directores de Ferrocarriles, la inflación y la burocracia administrativa, se tardó nueve años para llegar a 1988, a una transacción judicial justa y equitativa, poniendo fin al pleito.
Por todo lo comentado, pronto se dieron cuenta del abandono del querido Club House, de estilo tudor. Entonces se presentaron dos posibilidades; una de reciclar y quedar con el House separado de la cancha y la otra vender esa propiedad y construir una más acorde a la época. Se optó por la segunda. Hoy los socios disfrutan plenamente del nuevo Club House que por suerte conserva la esencia del tradicional estilo del Ituzaingo Golf Club.